lunes, 23 de junio de 2008

Luces y sombras


El siglo XVIII se caracterizó por un importante desarrollo demográfico y económico. El censo de Floridablanca de 1787 cuantificaba en 5.025 habitantes la población de Aspe, colocándose la villa en el puesto veintiuno entre las localidades del Reino de Valencia.
Con el crecimiento generalizado, La Señoría aumentó sus ingresos y, junto a ellos, su poder y el control sobre sus vasallos.
La inmensa mayoría de los aspenses se dedicaba a las labores agrícolas. Pocos eran los hacendados y una multitud los pequeños propietarios y jornaleros. Los hacendados-propietarios-labradores coparían los cargos municipales, situándose, junto al clero y al representante del señor, en la cúspide de la pirámide social.


Desde la Edad Media se aprovechaba, por medio de acequias y acueductos (Fauquí, Aljau, Mayor…), el agua que afloraba en los manantiales de “las Fuentes” para irrigar una fértil huerta, muy famosa en las comarcas circundantes. De los frutos de la huerta (verduras, hortalizas y legumbres) y de su protagonismo en la dieta de los aspenses de antaño viene, sin duda, nuestro mote de “flatosos”. Con todo, el secano dominaba sobre el regadío y los cultivos más extendidos eran la vid y el trigo.
Mención especial merece el vino. Aspe fue una localidad eminentemente vitivinícola hasta que la filoxera arruinó los viñedos a comienzos del siglo XX. Nuestro pueblo estaba entre los mayores productores de vino del Reino de Valencia (hasta 400.000 cántaros en años de buena cosecha). Era costumbre iniciar la vendimia el día siguiente a la festividad de San Francisco de Asís. El excedente se vendía en las poblaciones de alrededor y en las regiones limítrofes o salía rumbo a los mercados extranjeros por los puertos de Alicante y Cartagena. Estrechamente unida al vino destacó también la elaboración del aguardiente. Algunos propietarios adquirieron alambiques para destilar el vino creando las únicas “fábricas” que existieron en la villa hasta el advenimiento de la industrialización.


El siglo de las luces acabó ensombrecido por negros nubarrones de crisis y decadencia. El dieciocho expiraba con un declinar de la prosperidad que trajo consigo, entre otras cosas, el resurgir del endémico fenómeno del bandolerismo. Muchos jornaleros empobrecidos se echaron al monte buscando en la rapiña el sustento y los recursos que no podían obtener por la falta de trabajo en los ciclos de malas cosechas, los bajos salarios, el encarecimiento de los productos de primera necesidad o las pesadas cargas fiscales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

donde queda Aspe?parece un lugar muy lindo.Romi de Perú.

Anónimo dijo...

me gusta este blog

Anónimo dijo...

Soy francesa, mis abuelos se fueron de Aspe en 1846 para ir a Algeria y yo no conocia nada de su pais. Ahora, gracias a Usted, puedo entender mejor lo que paso. Muy interesante. Gracias
Elisabeth

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Aspe, Alicante, Spain
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