martes, 10 de junio de 2008

La Entrada Mora


El Islam en una descomunal expansión iniciada en los desiertos de Arabia, había alcanzado en tiempo record las vecinas costas del Magreb. En el horizonte, al otro lado del mar, la Hispania visigoda se perfilaba entre la bruma como fruta madura a punto para ser recolectada. Los árabes, la etnia dirigente dentro del Islam, soñaban con un rico botín y con un paraíso de feraces campos, densos bosques y auríferos ríos. El deseado cuerno de la abundancia hispánico se encontraba a su alcance. Frente a ellos tenían a un estado godo descoyuntado por las guerras civiles entre bandos nobiliarios que se disputaban el trono, un reino dividido y en ruinas. Los caudillos árabes estaban dispuestos a no desaprovechar las ventajas de semejante coyuntura. Así las cosas, en 711, uno de ellos, Tariq, al mando de 7.000 beréberes atravesó el Estrecho y derrotó al ejército hispano-godo de Rodrigo en una batalla que probablemente se libró a orillas del río Guadalete. Un año después, Musa, el gobernador árabe del norte de África, desembarcó con un imponente ejército de 18.000 hombres para acometer la conquista de la península ya de manera decidida. Un buen número de jefes visigodos se sometió sin resistencia a los nuevos amos. El noble Teodomiro –Tudmir para los árabes- fue uno de los magnates visigodos que optaron por preservar sus privilegios bajo dominio musulmán. Teodomiro, señor de un vasto territorio en el sureste del solar ibérico, firmó un tratado con el hijo de Musa conocido como “Pacto de Teodomiro”. Lo que quiera que fuera Aspe en los albores de la invasión islámica, quizá nada más que un diminuto asentamiento rural en el corredor natural del Vinalopó por donde pasaba desde época romana la Vía Augusta, quedaba dentro de los límites del territorio señoreado por el caudillo visigodo que comenzó a llamarse “Cora de Tudmir”.
Tras las noticias de época antigua y hasta el siglo XI, las fuentes documentales que conocemos no mencionan una sola vez el lugar de Aspe. Va a ser el geógrafo almeriense Al-Udri quien haga caer este velo de oscuridad cuando se refiera a la alquería de Aspe (´Ash), al señalar las sucesivas etapas del itinerario entre las ciudades de Murcia y Játiva:

“… de la ciudad de Murcia a la ciudad de Orihuela, una etapa; a la alquería de Aspe, una etapa…”

Pero a mediados del siglo XII la situación cambiará a lo largo del Valle del Vinalopó. Las reformas que van a introducir los almohades para contrarrestar el empuje de los reinos cristianos del norte reactivarán la economía y favorecerán el asentamiento de nuevos pobladores en el territorio. La aldea que fue Aspe es ahora “Hisn Asf” (El Castillo del Río) un poblado fortificado, una plaza fuerte cabeza de distrito administrativo, que corona un promontorio sobre un meandro del Vinalopó (más adelante hablaremos con mayor amplitud y detalle de Hisn Asf).
Los esfuerzos de los almohades no lograron frenar el ímpetu de los cristianos ni sus ansias por recuperar el terreno perdido. En el verano de 1225, el caballero castellano Alvar Fáñez al mando de una aguerrida hueste de los concejos de Cuenca, Huete, Alarcón y Moya atacó el Castillo del Río. Hubo muertos en la refriega y se hicieron prisioneros. Hisn Asf resistió la acometida a duras penas y no pasó todavía a manos cristianas. No habrá que esperar mucho. Tan sólo dos décadas después de la cabalgada de Fáñez, el Tratado de Alcaraz iba a establecer la soberanía de Castilla sobre estas tierras y sobre sus pobladores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola soy de Argentina,mi primer amigo en internet era de Aspe,hablaba con tanto cariño de Aspe que yo le he tomado mucho cariño a vuestra tierra.
vendré con mas tiempo y leeré todo tu blog,gracias por mostrar la historia de un lugar tan bello.

Jovebo dijo...

Gracias a ti, amiga isol, por ese cariño que nos profesas. Bienvenida a este blog.

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Aspe, Alicante, Spain
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