domingo, 10 de octubre de 2010

Fray Antonio de los Reyes.



Fray Antonio de los Reyes, fraile franciscano nacido en la villa de Aspe en 1729, fue designado por el Papa Pío VI, reinando en España Calos III, primer obispo de Sonora, Sinaloa y las Californias en el confín noroccidental del virreinato de Nueva España (México).


En 1782 zarpaba del puerto de Málaga el barco que lo trasladaría al nuevo mundo. Al flamante obispo le acompañaba un pequeño séquito del que formaban parte sus tres sobrinos: José Almada, sacerdote, Antonio Almada, ingeniero de minas, y el teniete Antonio de los Reyes, militar de carrera e hijo de su hermano Teodoro. Los tres - naturales de Aspe- prestarían una valiosa ayuda al obispo en su labor apostólica y de gobierno de la diócesis norteamericana. Además, el segundo, Antonio Almada, contraería matrimonio con Luz de Alvarado, hija de uno de los potentados de Sonora, para fundar una de las familias más ricas y prominentes de aquel territorio.

El obispo de la nueva y extensa diócesis fue un decidido defensor de los indígenas y denunció los abusos de los colonizadores en una de las últimas fronteras del vasto imperio español como si de un nuevo Bartolomé de las Casas se tratase. Religioso ilustrado, fue también el mitrado aspense precursor de la educación pública al fundar siete escuelas primarias y dos cátedras de gramática castellana y latina en su diócesis.

viernes, 1 de octubre de 2010

Vivir... y morir.

"Partimos cuando nacemos,            
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos."

   La esperanza de vida en la región valenciana en torno a 1860 se situaba en los 26,61 años. En el siglo XIX la tasa de mortalidad era muy elevada. Las carencias médico-sanitarias y los malos hábitos higiénicos de la mayor parte de la población no favorecían aún la mejora de los niveles de supervivencia.
En Aspe existía un hospital situado en la antigua “Plaza de la Fruta”, a espaldas del Ayuntamiento, en el lugar que hoy ocupa la farmacia del “Boticario”. Era un establecimiento antiguo y de escasa capacidad que no reunía las suficientes condiciones sanitarias ni contaba con los medios y el instrumental adecuados. Según el cuadro estadístico de 1840, la villa tenía dos médicos y cuatro cirujanos para atender a una población de 1.600 vecinos (unos 7.200 habitantes al aplicar el coeficiente 4,5).
Remontémonos al año 1841. El registro civil de muertos de la villa de Aspe recoge para este año 153 fallecidos. Es un año normal, sin incidencia de epidemias. Los  niños muertos menores de tres años suman casi la mitad del total de defunciones: 74 individuos (48%). En la mayoría de los casos se señala como causa de la muerte la alferecía, un tipo de enfermedad que afectaba especialmente a la infancia, caracterizada por fuertes convulsiones, pérdida del conocimiento e identificada a veces con la epilepsia. El verano y las altas temperaturas incrementaban los niveles de mortalidad infantil, mientras que los rigores del invierno aumentaban las muertes entre la población adulta. Hay registrados 30 fallecimientos de niños menores de tres años durante el estío.
Normalmente, en los registros de defunciones se señala la enfermedad o la causa que provocó la muerte del individuo. Para Aspe, en 1841, pueden extraerse los siguientes datos:

-    Por alferecía: 75 fallecidos.
-    Por pulmonía: 15.
-    Por calenturas: 12.
-    Apoplejía: 12.
-    Vejez: 9.
-    Pasmo: 5.
-    Sobre parto: 3.
-    Tisis – Tuberculosis: 3
-    Garrotillo: 2.
-    Tabardillo: 2.
-    Hemorragia: 2.
-    Cólera morbo asiático: 1.
-    Dolor de costado: 1.
-    Diarrea: 1.
-    Hidropesía: 1.
-    Fístula maligna: 1.
-    Tercianas: 1.
-    Por ahogamiento: 1 (una niña de seis años).
-    Otras: 7.

Datos personales

Aspe, Alicante, Spain
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