jueves, 12 de junio de 2008

Muy cerca de desaparecer


En el contexto de la rebelión de las Germanías, comenzaron a practicarse bautizos forzosos y en masa de mudéjares en muchos lugares del Reino de Valencia y las mezquitas se fueron transformando en iglesias y ermitas.
En 1525 el rey Carlos I decretaba que nadie de una religión distinta al cristianismo podía permanecer en sus reinos excepto bajo la condición de esclavo. A los mudéjares bautizados se les comenzó a llamar “moriscos” o “cristianos nuevos de moro”. La población musulmana se veía obligada, ahora sí, a abandonar la religión coránica y a acatar la fe cristiana. Pero el cambio de credo fue sólo pura apariencia, una conversión fingida, una falsa apostasía que era además permitida por el Islam. Los moriscos conservaron en secreto y en la intimidad de sus casas la religión y las atávicas prácticas islámicas.
Bajo el reinado de Felipe II, las autoridades políticas y religiosas resolvieron acabar con la obstinación morisca por la vía de la represión y del castigo ejemplar del disidente. El instrumento para llevarlo a la práctica iba a ser la Inquisición. Tres moriscos de Aspe fueron quemados en la hoguera en 1568.
Pero tampoco funcionó. Con la sinrazón es imposible convencer. El problema morisco persistía. Se buscó otra solución. Y se encontró. Se haría al modo de Isabel y Fernando. Si los Reyes Católicos habían expulsado a los judíos en 1492, el tataranieto, Felipe III, haría lo propio con sus súbditos moriscos a partir de 1609.
Aspe se vació. Alrededor de 2.000 personas -(más del 85% de la población), entre hombres y mujeres, niños y ancianos- fueron arrancadas de sus casas, de su pueblo, y vomitadas del reino como cosa perniciosa. Una legión de apátridas embarcaba en los puertos con destino incierto y sin un hogar al que poder volver.
En medio de la desolación quedaron unas pocas familias de cristianos viejos, tan pocos que iba a ser difícil sobreponerse a tamaña calamidad y empezar de nuevo. Había mucho por hacer y pocos brazos disponibles. Aspe estuvo muy cerca de desaparecer de los mapas y de la historia.

3 comentarios:

Uqbar dijo...

Siempre hay motivos por los que avergonzarse. Sin embargo, tenemos ahora la oportunidad de resarcirnos. Cuando vemos al inmigrante no deberiamos pensar en el extranjero, sino en el pariente lejano que nos devuelve la visita.

Jovebo dijo...

Sí, señor.
Esforcémonos para que nadie en el futuro tenga que avergonzarse de nosotros.

Anónimo dijo...

La verdad es que por lo menos en mi pais la gran mayoria somos descendientes de Españoles o Italianos asi que si, los inmigrantes de aqui son algo así como parientes.
Habría sido una pena que Aspe se pierda pues es muy bello y sus tradiciones me parecen preciosas,Si un día puedo visitar España ,Aspe sería el primer lugar que desearía visitar ,iría durante la jira,o para semana Santa,o para la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves.
Que lindo este blog cuanta historia tienen,gracias por compartirla.

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Aspe, Alicante, Spain
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