martes, 22 de julio de 2008

Don Gutierre de Cárdenas, señor de Aspe

Un renombrado personaje de la Corte, un cercano colaborador de los Reyes Católicos, un magnate que había amasado una gran fortuna al servicio a los monarcas, compraba la villa de Aspe en 1497 a don Juan Ruiz de Corella, conde de Cocentaina, por un precio de 41.000 libras reales de Valencia. Se llamaba don Gutierre de Cárdenas y Chacón, ostentaba el título de Comendador Mayor de León de la Orden Militar de Santiago y también era señor, entre otros lugares, de Maqueda y Torrijos en Castilla y de Crevillente y Elche en el reino de Valencia.

¿Quién fue don Gutierre? ¿Qué importancia tiene este personaje en la historia de Aspe?

El 31 de enero de 1503, don Gutierre exhalaba su último aliento en una de las estancias del palacio arzobispal de Alcalá de Henares, residencia de su amigo el cardenal Cisneros. Hasta el lecho de muerte se habían acercado Isabel y Fernando, los reyes de Castilla y Aragón. Despedían a un fiel servidor, a un eficaz colaborador, a un hábil consejero, pero también a un querido amigo.
Un instante antes de fallecer los grandes episodios de la dilatada vida del Comendador Mayor aparecieron frente a él como las escenas de un retablo. En una partícula de tiempo cabía toda una biografía. Arrepentido de sus pecados, descargada la conciencia del peso de la culpa, murió tranquilo, quizá, satisfecho.

Todo había empezado en Ocaña, la pequeña villa que le vio nacer. Su padre, Rodrigo de Cárdenas, comendador y trece de la Orden de Santiago, había contraído matrimonio con doña Teresa Chacón, hermana del influyente cortesano don Gonzalo Chacón. Este tío materno llegó a mayordomo de la Casa de la infanta Isabel (la futura Isabel la Católica) y fue quien introdujo en la corte a su sobrino Gutierre.
Algunos textos nos retratan a don Gutierre. Nos hablan de su aspecto físico, su personalidad y cualidades. Lo describen como un individuo de mediana estatura, orondo, pelirrojo, con la piel moteada de pecas, no muy agraciado. Son abundantes los elogios a su sagacidad y maña, a su inteligencia y buen juicio. Pero también fue objeto de difamación. Para sus enemigos era un personaje intrigante y codicioso que supo elegir a sus patrones, que supo ponerse del lado del bando vencedor. Algunos, incluso, llegaron a acusarle de cometer los delitos de cohecho y malversación.

En sus principios fue criado de don Alonso Carrillo de Acuña, arzobispo de Toledo, entonces uno de los hombres más poderosos de Castilla. Era costumbre que la pequeña y mediana nobleza colocara a sus vástagos al servicio de la aristocracia, buscando para ellos sustento y patrocinio. Así, don Gutierre, apadrinado por el arzobispo y gracias a la influencia de su tío, asciende al servicio de la realeza en 1467 con el cargo de maestresala de la infanta doña Isabel, que un año después iba a ser reconocida como Princesa de Asturias y heredera al trono de Castilla. Don Gutierre pasaba a formar parte del círculo de colaboradores de la futura reina de Castilla. Isabel se dejó guiar por estos hombres para alcanzar el trono. Eligió junto a ellos, frente a los planes de su hermano, el rey Enrique IV, a su futuro marido. Iba a ser Fernando de Aragón.

¿Por qué el aragonés? Los motivos de tal elección parecen claros. Por un lado, estaba la comunión de intereses entre los hombres que rodeaban a Isabel y el rey de Aragón, padre de Fernando, don Juan II. Por otro, la idea de conseguir la reunificación de los reinos peninsulares. Y por último, pero no menos importante, la generosidad de los aragoneses, el oro rutilante. El asunto del matrimonio de Isabel y Fernando le reportó a don Gutierre, entre otros beneficios, 2.000 florines de oro, una ceca o casa de moneda a escoger y las villas de Maqueda, Crevillente y Elche.
Ante la oposición de Enrique IV de Castilla, contrario a la unión de Isabel y Fernando, don Gutierre y el cronista Alonso de Palencia fueron enviados en secreto a Aragón con el propósito de traer de incógnito a Fernando y conducirlo hasta la princesa que esperaría en Valladolid. La misión fue un éxito.
Nunca antes se habían visto los príncipes. Cuando Fernando se presentó ante Isabel fue don Gutierre quien lo identificó. Nuestro protagonista, cercano a la princesa, señaló a Fernando y dijo al oído de su señora: “Ese es”. La frase se hizo célebre y dio lugar a las “S” que aparecen en el escudo de armas de los duques de Maqueda y que nosotros podemos observar, a poco que prestemos atención, en la bordura del blasón que se conserva en el edificio histórico del Ayuntamiento de Aspe (ver en este mismo blog "De señores y vasallos").

El porvenir se presentaba incierto para los recién casados. Enrique, indignado, desposeyó a Isabel del título de Princesa de Asturias y nombró a su hija Juana, apodada la Beltraneja, nueva heredera al trono. Pero el rey de Castilla fallecía en Madrid el 11 de diciembre de 1471. Isabel que se encontraba en la cercana Segovia recibió pronto la noticia. Sin perder tiempo, inició los preparativos para su propia coronación. Dos días después, con Fernando ausente, salía Isabel del alcázar segoviano a lomos de un palafrén, tomado de las riendas por dos regidores de la ciudad. Delante de la flamante reina iba su fiel don Gutierre, solo, a caballo, sujetando por la punta una espada, simbolizando con ello que correspondía a la nueva soberana impartir justicia en sus reinos.
Una vez proclamada Isabel, don Gutierre y su tío don Gonzalo, calificados por un resentido Alonso de Palencia como los “principales cortesanos y aduladores de la Reina”, recibieron como recompensa a su lealtad y a los servicios prestados sendas Contadurías Mayores. El oficio de Contador Mayor, desempeñado siempre por hombres de la máxima confianza regia, consistía en llevar las cuentas de la Hacienda y en asesorar a los monarcas en la política económica.
La auto-coronación de Isabel convirtió en inevitable la guerra civil entre sus partidarios y los de la otra aspirante al trono, su sobrina Juana. La guerra asoló Castilla. La batalla de Toro fue decisiva para la victoria final del bando isabelino. Don Gutierre, al mando de una de las seis escuadras que componían el ala derecha del ejército comandado por Fernando, destacará por su heroísmo en aquella jornada.
En noviembre de 1477, el Capítulo General de la Orden de Santiago lo eligió Comendador Mayor de León, el tercer rango en la jerarquía de la orden militar, tras los de Maestre y Prior. Desde entonces, don Gutierre ostentó con orgullo este título.
El Comendador Mayor de León fue también uno de los grandes protagonistas de la Guerra de Granada, el último acto de la reconquista. Especialmente por el papel que desempeñó al final de aquella empresa bélica. Gracias a una carta escrita por un testigo presencial, rescatada del olvido hace 50 años, conocemos los detalles de la entrada de los cristianos en Granada. El valioso documento viene a decirnos que el primer caballero castellano que pisó el recinto palaciego de la Alhambra fue nuestro don Gutierre.
Cuando todo estaba ya perdido, Boabdil solicitó de los Reyes Católicos el envío urgente de un destacamento de hombres armados que tomase el control de la Alhambra y preparase la entrega de la ciudad. Los reyes decidieron enviar a don Gutierre al mando de una tropa formada por jinetes e infantes armados con espingardas y ballestas. Una vez dentro, el Comendador Mayor ordenó a sus soldados que ocuparan los lugares estratégicos de la Alhambra, mientras él se entrevistaba con el emir en sus aposentos y recibía de sus manos las llaves de la fortaleza-palacio.
Tras la toma de Granada, don Gutierre acrecentará su poder, influencia y riquezas. Seguirá gozando de la privanza de los monarcas, intervendrá en cuestiones de política interior y exterior de primer orden, influirá en la elección de fray Francisco Jiménez de Cisneros como cardenal-arzobispo de Toledo, acudirá como procurador de los reyes a las negociaciones de Tordesillas, aumentará, si cabe, su autoridad en el Consejo Real y ampliará sus posesiones.
En 1497 formalizaba la compra de la villa de Aspe. En 1498 su procurador, mosén Juan de Luján, caballero y comendador de la Orden de Santiago, tomaba posesión de la villa, castillo y baronía de Aspe. El historiador rencentista Gonzalo Fernández de Oviedo destaca en sus “Batallas y quincuagenas” el buen negocio que hizo don Gutierre al adquirir la rica y populosa villa de Aspe: “donde se hazen aquellos hierros de lanza famosos ques de seiscientos o setecientos vecinos, que en aquella saçón eran merced. Esa villa, el comendador mayor la compró (le costó noventa mill doblas) del conde de Oborsa (sic) e de Cocentaina. E la teja solamente dese pueblo se valía solamente lo que dio por ella. Aunque a la verdad, en aquel tiempo valían más cien mil doblas e más hacienda se obiera por ellas, que agora por ciento cinquenta mill. Es una muy buena villa e rica, Azpe; e junto a las que hemos dicho de Elche y Clevillén, en el reyno de Valencia”.
Desde esa fecha, las gentes de Aspe vivirán y morirán bajo la férula de don Gutierre y sus sucesores. En 1529, su hijo don Diego de Cárdenas y Enríquez recibirá del emperador Carlos V el título de duque de Maqueda.

2 comentarios:

galvan dijo...

BIOGRAFÍA de GALVAN José - artista pintor a MONTMARTRE

Taller: 31, calle Gabrielle - 18.o PARÍS

GALVAN José pintor aspense conocido mundialmente por sus retratos, emigró a Francia y cosecho gran exito siendo un firme exponente de la pintura de Montmartre en Paris. Jose B. Galvan, nace en Aspe el 31 de julio de 1910 en la avenida del 3 de agosto nº2 (Antigua Posada) y fallece en Benidorm el 25 de agosto del 2001. A los 19 años vivió en Alcoy y se formó artísticamente en la escuela industrial alcoyana donde dibuja copias de oleos. En Barcelona inició perfeccionó sus actividades pictóricas en Casa Chorba y Casa del Libro y se cultivó finalmente en el Real Circulo Artístico donde asistía a clases de grandes maestros de la época. Fuen en la capital de Cataluña donde empieza a exponer sus obras con gran exito destacando sus retratos y sus desnudos. Sus obras pueden observarse en Perpiñan y Montpelier donde expuso en varias ocasiones. Fue en 1962 cuando Jose Galvan es reconocido artisticamente como uno de los mejores retratistas del mundo, al marcharse a París y exponer en el Salón de Arte Libre parisino. Es aquí donde recibió inevitablemente la influencia del Modernismo y del Impresionismo francés que José Galván reinventó de forma sublime al acercarlo al arte clásico español, haciendo de su forma de pintar un arte único, con ese sello genuino que todo artista persigue. Es reclamado anualmente por el Ayuntamiento de Paris para que exponga en los salones de la casa consistorial, su consagración llegó finalmente en la exposición de pintores españoles en París organizado por los ministerios de cultura frances y español. Es destacable que la Republica del Salvador contrató a Jose Galvan para que pintara 15 oleos de personalidades de aquel pais americano. Actualmente la obra de José Galvan esta muy repartida por todo el mundo debido a que su primera epoca en París numerosos turistas de Montmartre compraron sus retratos sobre todo Estadounidenses. La biografía del pintor José Galvan aparece en el DICCIONARIO DE PINTORES DE MONTMARTRE ediciones Andre ROUSSARD al 1999) - - 13, calle del montaje Cenis 75018 PARÍS FRANCIA.
http://www.directory-galvan.1stok.com
http://www.galvanespana.1stok.com/

Jovebo dijo...

Muchas gracias por esta aportación. Espero que no sea la última. Un saludo.

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Aspe, Alicante, Spain
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