Un informe que tenía por destinatarios a la reina regente y al virrey del Reino de Valencia recoge los sucesos acaecidos en la villa aquella noche del 17 de junio de 1668. El documento pretende informar acerca de lo sucedido y verificar, reuniendo las declaraciones de testigos presenciales y personas implicadas de alguna manera en los hechos, los diez puntos o capítulos que a continuación se transcriben (1):
"1 Primeramente que la possession que se le dio a la Exma. Sra. Doña María de Guada Lue Alencastre y Cardenas Duquessa de Avero y Maqueda de la pressente villa y baronia como recayente en el Mayorazgo del Ducado de Maqueda fue quieta y pacifica y se le dio en su nombre a Don Agustin Rodríguez cavallero del avito de S. tiago legitimo procurador de Su Exa. por los justicia jurados y consejo de la pressente villa y demas particulares con muchas voluntad y aplauso de todos en virtud de despacho de su Magd despachados por el Sacro Supremo y real Consso. de Aragon y assi es verdad.
2 Item dice ut supra que para darle la dha possession no se hico fuerca violencia, inducción, soborno ni vexacion alguna por parte de la dha Exma Sra Duquessa ni del Sr Exmo Duque Duque de Maqueda ni de otra persona alguna ni menos por jayme Beltran ni otro particular sino que la dicha possession sea dado por los dhos justicia, jurados y consso, de su buen grado y toda voluntad sin contradicion de person alguna y assi es verdad.
3 Item, dice ut supra; que en la noche del Domingo passado que se contaron diez y siete de los corrientes cantando unos mozos de la presente villa unas coplas en alabanza del dho Exmo Sr dos alguaciles de Valencia que estaban en dha villa envistieron con dhos mozos para prenderles los quales huyeron y se retiraron a la iglesia de donde los dichos alguaciles sacaron uno de aquellos violentamente y le llebaron a la carcel y luego los mesmos alguaciles le dieron livertad y assi es verdad.
4 Item dice ut supra, que sobre aver sacado de la Iglesia los dhos alguaciles al dho mozo se junto y acudio mucha gente assi eclesiasticos como seculares y corrio mucho riesgo aver en grande empeño y assi es verdad.
5 Item dice ut supra, que aviendo tenido noticia deste sucesso Jayme Beltran ligar theniente de Gobernador de la presente villa y baronia por lo debido de su oficio y que no se moviesse la gente de la pressente villa acudio y fue acompañado de algunas personas hacia la Iglesia y encontrando en una calle a los dhos alguaciles acompañados con gente y dos escrivanos y Rergetas que tenian trayendo todos quellos escopetas cortas y prohividas y antes de conocer quien eran dijo el dho Jayme Beltrán tenganse al duque y dhos alguaciles respondieron tengase al rey los quales dijeron al dho Jayme Beltran que para que consentia que cantassen aquellas coplas a lo que les respondio que no havia cossa ninguna y q le dijesen si avian cantado cossa en perjuicio de alguno y quienes eran que los castigaria y assi es verdad.
6 Item, dice ut supra que a dicha respuesta del dho Jayme beltrán uno de dhos Alguaciles que se nombra Gines Masia, dijo mire que le mando en pena de quinientos sin declara persona a quien mandaba ni cantidad porque a este tiempo ya el dho Jayme Beltran estava apartado andando su camino y dhos alguaciles visto que se iba envistieron con aquel para prenderle y arrimándosele nicolas castello escrivano del alguacil Masia con una caravina en las manos tomo del cañon de aquella el dho Jayme Beltran y porque no sucediera alguna desgracia la tomo y assi en lo llegado unos sacerdotes semetieron de por medio y quietaron a unos y a otros volviendole a dho notario la caravina y todos juntos acompañaron a sus posadas a los dhos alguaciles y escrivanos con mucha paz y quietud y assi es verdad.
7 Item, dice ut supra que los dhos alguaciles y escrivanos en la referida ocasión fueron mui voluntarios en querer prender sin caussa a los dhos mozos que cantaban las colplas por que no ofendian con aquellas a ninguno y assi mesmo no tubieron caussa ninguna para sacarles violenta mente de la Iglesia, ocasionando con esto que los clerigos hiciessen alguna demostracion en defenssa de la inmunidad eclesiastica y sobre decirlos Mossen Baleriano Sanchez lo mal que hacian Le dieron con una pistola en la frente de que quedo herido y assí es verdad.
8 Item, dice ut supra que de la mesma manera los dhos alguaciles no tubieron motivo ni caussa alguna para querer prender y capturar al dho Jayme Beltran siendo assi que auqel como lugar thiniente de Governador acudio con gente para obrar lo que fuesse de justicia, y si no hubiera quietado a los vecinos de la dha villa era mui contingente aversse movido contra los dhos alguaciles visto su mal proceder con que trator de quietar y sosegar toda la villa como con todo efecto lo hizo y assi es verdad.
9 Item dice ut supra, que los dhos alguaciles en la noche antecedente tubieron entre si una disencion y pendencia estando senando y unos a otros se tiraron los platos y se hirieron de manera que fue presisso el curarlos y no se tiene noticia que en la ocasión referida de la noche del dia diez y siete ofendiesen ni dañasen a ninguno de dhos alguaciles, escrivanos y corchete y assi es verdad.
10 Item dice ut supra, que los dhos alguaciles dieron avisso al Sr Don AntonioCalatayud informandole las cossas contra el hecho de la verdad con que ocasionaron que viniesse a la presente villa con mas de ducientos hombres de la villa de Elche y dando asalto en cassa de Jayme Veltran le prendieron y capturaron y echandole un par de grillos lo imbio a las carceles de la villa de Elche a donde de pressente esta y assi mesmo dio otros asaltos en diferentes cassas de que se atremoricaron todos los vecinos de dha presente villa de manera que dejaron sus casas y sefueron fugitivos al campo y assi es verdad.”
Seguidamente, el documento registra las declaraciones de los siguientes testigos:
- Vicente Almodóvar, vecino de 30 años de edad. Acompañaba a Jaime Beltrán en la ronda nocturna por las calles de la villa.
- Mosén José Miralles, eclesiástico de 31 años de edad. Sacerdote y vicario de la iglesia parroquial de Aspe.
- Mosén Valeriano Sánchez, diácono de 22 años de edad. Este clérigo resultó herido en la frente al pugnar con Nicolás Castells, escribano del alguacil Ginés Masiá, cuando defendía a los mozos que habían buscado protección en la iglesia.
- Miguel Hernández, vecino de 40 años. Auxiliaba y acompañaba a los alguaciles de Valencia como teniente de justicia de la villa de Aspe.
- Mosén Pedro Miralles, sacerdote de 26 años de edad.
- Lucas Pastor, vecino de 60 años de edad. Iba de ronda con el grupo de Jaime Beltrán, bayle de la villa.
- Melchor Cremades, vecino de 63 años. Presenció el altercado que se produjo en la puerta de la iglesia.
Los siete testigos asistieron a la toma de posesión de la villa y baronía de Aspe y ratifican unánimemente que ésta fue pacífica y se hizo sin ningún tipo de coacción. Todos coinciden en señalar que la acción emprendida por los alguaciles contra los mozos fue desproporcionada.
Basándonos en los testimonios de estos hombres y en las novedades que aportan a los diez capítulos, podemos proporcionar un relato de los sucesos de la noche del 17 de junio.
Varios mozos se divertían cantando coplas en la Plaza Mayor de la villa. En medio de sus cantos, los jóvenes comenzaron a dar loas y vítores a los señores duques gritando: “Viva quien viva, viva el duque de Avero y doña María”. Los vivas que lanzaban los mozos llegaron a oídos de los alguaciles de Valencia que andaban a esas horas por las inmediaciones de la plaza. Sintiéndose ofendidos, los alguaciles fueron a detener a los mozos. Estos corrieron a refugiarse a la cercana iglesia parroquial, asiéndose con fuerza a las aldabas de la puerta del templo y acogiéndose a sagrado. Los alguaciles, lejos de renunciar a sus propósitos, decidieron sacar de allí a los mozos y llevárselos amarrados a las cárceles de la villa. Comenzó entonces a acudir mucha gente a la iglesia. Entre las personas que iban llegando había también algunos eclesiásticos. Los tonsurados se pusieron a defender a los mozos para evitar que fueran apresados. Uno de los clérigos, el diácono mosén Valeriano Sánchez, forcejeó con Nicolás Castells, escribano del alguacil Ginés Masiá, resultando herido en la frente. Los alguaciles finalmente consiguieron llevarse preso a uno de los muchachos, el hijo de Francisco Coloma. Es posible que fuera éste el joven que portaba una espada al cinto.
Tras el incidente en las puertas del templo parroquial, los alguaciles se dirigieron a casa de Jaime Beltrán para pedirle responsabilidades por el comportamiento de los mozos. El bayle de la villa no se encontraba en su vivienda porque, fiel a su rutina, andaba de ronda nocturna con un grupo de vecinos. Fue en la calle de la iglesia, también conocida como calle del Horno, donde se encontraron unos y otros, iniciándose allí una acalorada discusión que pudo haber acabado trágicamente de no haber sido por la serenidad del bayle y la mediación de los sacerdotes presentes, los cuales separaron y apaciguaron a los litigantes para que no hubiese más discordia.
Calmados los ánimos, los alguaciles, escribanos y corchetes que iban con ellos se retiraron a la Casa Palacio donde tenían sus aposentos. En el trayecto fueron acompañados por numerosos vecinos de la villa que ya no estaban dispuestos a permitir nuevos altercados. Los ministros de la Real Audiencia de Valencia se habían granjeado la antipatía y rencor de la mayor parte de los moradores del pueblo, por su actitud arrogante y su comportamiento desafiante y pendenciero. Otro motivo de repulsa, y a la vez de desasosiego para los habitantes de Aspe, lo constituía el hecho de que los alguaciles y sus hombres pasearan por las calles con pistolas y otras armas que estaban totalmente prohibidas dentro de la villa.
Los alguaciles informaron al juez de la Real Audiencia de Valencia que estaba en Elche, don Antonio Calatayud, de los sucedido en Aspe. Era públicamente conocido en la villa el disgusto que había ocasionado en la Real Audiencia la toma de posesión de doña María Guadalupe. No sólo esto, varios testigos afirmaban haber oído decir al escribano Nicolás Castells que los moradores de la villa de Aspe no podían esperar otra cosa, por haber dado la posesión de ésta a la duquesa, que un castigo ejemplar por parte de la Real Audiencia. Así que los sucesos de la noche del 17 de junio sirvieron de pretexto para el asalto del 19. Con aquella demostración de fuerza, Aspe iba a recibir el escarmiento que se merecía, y de paso se recordaba a los duques que todavía no había una sentencia definitiva en lo tocante a sus derechos sobre los territorios del marquesado de Elche, incluida la villa y baronía de Aspe.
(1) ESPAÑA. MINISTERIO DE CULTURA. SECCIÓN NOBLEZA DEL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, BAENA, C. 165.